Herace una vez...dos Carrangos Sapurritos....


"Cuando yo era chiquitico
tomaba leche en un pote
y ahora que soy grandecito
la boto por mi garrote"...


Esta fue la primera copla que dije trepao en una tarima y desde ese momento la he repetido en lugares que solo la imaginación de un Músico Carranguero puede llegar a encontrar.

(Gachantiva, 1995) De regreso a las labores escolares que tenía que cumplir como cualquier chico de mi edad (13)en ese
entonces para ese año, me encontré con la agradable sorpresa de que al Colegio por fin habían llegado los instrumentos de cuerda que desde hacia tiempo eran promesa; entre ellos a parte de las diez guitarras para conformar el grupo de música, “un requinto y un tiple (…) “ en especial el segundo que por su particular sonido fue el que me llamo la atención. Pasaron algo más de cuatro meses y de los 15 que empezamos a tomar el curso con un profesor de ICBA solo se redujo a 5 los integrantes de aquel primer grupo de cuerda que tuvo el colegio. Pasaba el tiempo y los ensayos entre guabinas y torbellinos hasta que en una presentación cultural a mitad del año nos presentamos, -claro.. en compañía del instructor como líder.. – en el sierre de clases y entrega de boletines de la siguiente manera: Requinto el profe, tres Guitarras acompañantes, en el tiple Martin(mi compa), y Yo en la marcante; y que por cierto no me fue muy bien en matemáticas y español por andar ensayando. Y hasta ahí se “llamaba” el grupo de música… esa fue la primera y última…....Continuara (...)




RESEÑA HISTORICA DE LA CARRANGA

Cada región toma lo que más le llama la atención de la música y el instrumental de los grupos con los que se veían involucrados. A partir de este obligado intercambio, las regiones en Colombia comienzan a formar su propia riqueza musical e instrumental y se generan expresiones musicales en una forma que se podría denominar “híbrida”. Es así como con el correr de los siglos en la parte nororiental de la región andina o sea en los
departamentos de Boyacá, Cundinamarca y Santander, surgen ritmos como la guabina y el torbellino, que alcanzan un alto grado de madurez interpretativa y de identificación social hasta el punto de ser considerados la música representativa de la región.
A mediados del siglo XX se populariza a gran escala el Vallenato y con él, el Merengue
Vallenato, llevado a toda Colombia por las compañías disqueras.
A partir de este momento cada región comienza a apropiarse del merengue y a interpretarlo a su manera, lo mezclan, lo acomodan a su forma de sentir, de cantar, de tocar y de bailar, comienzan a surgir expresiones musicales nuevas como la música parrandera en Antioquia y el viejo Caldas que retoma elementos del merengue y los fusiona con elementos propios de las músicas de la región y el merengue undiboyacense que también hace lo mismo pero con elementos de Guabina, torbellino y pasillo.

En regiones como Santander, Boyacá y Cundinamarca, la radio pasó a ocupar el primer lugar en los hogares, sirviendo tanto de entretenimiento como de medio educativo. En el sector campesino de Boyacá la emisora Radio Sutatenza jugó un papel determinante en el proceso de educación y modernización. Pero tan significativo fenómeno comenzó a desplazar las tertulias nocturnas a ritmo de torbellino, coplas, canta y guabinas.
Siguiendo el curso normal de apropiación, se comienza a interpretar en la región la música escuchada en la radio pero con su inconfundible estilo boyacense y sin necesidad de cambiar de instrumentación, ya que la usada para la interpretación del torbellino; Tiple, requinto y guacharaca, se acomodaban perfectamente al nuevo estilo, haciendo como innovación necesaria solamente una utilización más práctica de la guitarra para la ejecución de los bajos. El nuevo Merengue boyacense retoma entonces la tímbrica de las voces guabineras y la ejecución idéntica de la guacharaca que acompaña el torbellino. Con el nuevo merengue llegó a la región un “nuevo” instrumento; el requinto de guitarra (Poco conocido), el cual tuvo una gran aceptación y su utilización comenzó a desplazar un poco al requinto de tiple. El primer paso de esta apropiación (y de todas) fue la imitación, etapa en la cual suenan los mismo merengues vallenatos pero con diferente instrumentación, diferente tímbrica vocal y una ejecución más vivaz y menos marcada de la guacharaca. El segundo paso fue el fenómeno Parodia, “La gente empieza a tomar la música, las melodías de las canciones y les pone letra propia, es decir, uno como que no se atreve ante lo nuevo a embarcarse musicalmente pero si poéticamente.”.Aparecen entonces innumerables canciones parodias de los temas vallenatos populares. El siguiente paso fue el experimento un poco tímido de la elaboración poética y musical de sus propios merengues, aclimatando completamente este nuevo ritmo en la región Cundiboyacense. Esta etapa comienza por plasmar el sentir campesino en sus canciones con su humor, su copla a veces picaresca, su amor por la naturaleza, su entorno familiar y sus problemas de campo. Este nuevo merengue fue llamado “merengue campesino”.


“En los ranchos de mi vereda, la pasaba yo merenguiando,
en bazares y en toda fiesta, con merengue iba enamorando,
una lampara`e gasolina, alumbraba tua la fiesta,
la marcante y la punterita, y la caña eran una orquesta”
El merengue campesino, Jaime castro (Los filipichines)

Tomado de: www.carranga.org